Los duelos

por · Agosto de 2015

En La memoria el agua, con fecha de estreno para este jueves 27, se presentan dos duelos: primero, por el que cruzan los personajes, y segundo, el que experimenta el espectador a partir de la omisión de lo que necesita ser expresado.

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la memoria del agua

En La memoria el agua, con fecha de estreno para este jueves 27, se presentan dos duelos: primero, por el que cruzan los personajes, y segundo, el que experimenta el espectador a partir de la omisión de lo que necesita ser expresado.

Javier (Benjamín Vicuña) construye casas y proyecta formas de felicidad para matrimonios jóvenes; ideales de vida de los que él se observa huérfano. Amanda (Elena Anaya), por su lado, traduce charlas para otros siendo incapaz de decodificar el tránsito por el que deambula. Ambos son los padres de Pedro, el hijo ausente que con su muerte, convierte a los progenitores en un amasijo de rabia, angustia y desolación.

El director alemán Rainer Werner Fassbinder dijo que «toda buena película debe contener esperma, sangre y lágrimas». Y en la película de Matías Bize hay al menos dos de esos tres fluidos. No es que haga falta el tercero, podría obviarse, pero el desconcierto se genera a partir de lo extremadamente sutil de la narración. Hay eventos que no bastan con ser dichos mediante subtextos, miradas u omisiones. Esta no es una historia cualquiera, es el viaje devastador de un hombre y una mujer que alguna vez visualizaron la vida hacia el infinito, y hoy son apenas unos conocidos con algo en común. Entonces sí se hace necesario gritar y exponer las heridas abiertas para que intenten cicatrizar.

La memoria el agua es una película de factura sobria y elegante, claro está, pero solo insinuar el pandemonio de los ex amantes se hace escaso y por ende la dimensión del dolor queda relegada a la contemplación de la reserva.

El agua como ícono cristiano es potente aquí y siempre está rodeando a los padres, ya sea figurando como una piscina, el mar o la nieve. Ese recurso los ahoga una y otra vez, enfatizando así la decisión de Bize de hacerlos implosionar, presos por sus votos de silencio. Un recurso poético que termina por aplacar más de la cuenta a Javier y Amanda.

Visualmente es la película más cuidada y estilizada de su director, quien maneja una paleta de colores fríos y terrosos muy sugerente. Actoralmente destacan Elena Anaya y Néstor Cantillana, mientras que la banda sonora de Diego Fontecilla —colaborador habitual— resulta siempre aplicada. Todos estos triunfos quedan divorciados con la ejecución del material, donde por esta vez, los característicos animales verbales de su director decidieron comunicarse desde la ausencia. Una opción válida pero no la más apropiada.

Los duelos

Sobre el autor:

Fernando Delgado es comunicador audiovisual y guionista de series y teleseries en TVN, MEGA y CHV.

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