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Mala onda: Silverchair dice buenas noches

por · Mayo de 2011

#Silverchair

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No son muchas las noticias del mundo de la música que me hayan provocado una pena totalizadora. Pero esas pocas, me han estrujado lágrimas de las pepas como quien apretuja un limón partido. Hablamos acá de dolor real. Angustia. Del sentimiento de pérdida. No de un ‘puta que mala’.

Canciones sí. Obviamente. Muchas, un montón. Pero noticias, eventos relacionados, no. Haz tú el ejercicio y muérdete los labios para no llorar. Las mías son estas:

I 1993. Muere Frank Zappa. No me agarró directamente, era bastante pendejo, pero no tengo ningún otro recuerdo de ver a mi padre más demolido y llorando tan como un niño chico que ese día. Encerrado en su rincón del living de la casa, que más parece un santuario a Zappa (pósters, libros, recortes, vinilos, cedés, ticket a un show). Echado lona sobre su sillón preferido escuchando esa infinita colección de música. Llorando con hipo en silencio. Reconozco que la pena me llegó de rebote. Retuiteada, al igual que cuando se tira una pelota contra la pared y te llega de vuelta en el hocico. Igual de fuerte. Entendí tantas cosas ese día. Comprendí tan a fuego la idea de conectar, que todavía me da escalofríos. Pensar en esa imagen me cristaliza la vista.

II 2008. Accidente deja ka-o a Chi Cheng, bajista de Deftones. Hace menos de un año lo había entrevistado y habíamos conversado como si fueramos amigos de toda la vida. Tal como sentía en mis más mojados sueños que podía ser. He contado la anécdota mil veces, sin embargo el recuerdo y la evocación de cómo me impactó cuando supe del choque y la patada al corazón que resulta leer de la lenta, dolorosa y empantanada evolución del estado comatoso a semicomatoso de Chi no deja de provocarme la amargura de una cucharada enorme de café sin agua.

III 2011. Antes de ayer Silverchair anunció hibernación indefinida. Sacáme el corazón de un combo, pégale un mordisco, escúpelo, y tíralo a un water lleno de diarrea. Daniel, Ben, y Chris le chantan a la banda una inyección de anestesia en la espina dorsal y buenas noches los pastores. Ponen a Silverchair en un ‘sueño profundo’. Leo una y otra vez la carta. Es triste y es honesta. Dicen que intentaron entrar al estudio y hacer el disco que seguiría al Young Modern (07) pero que simplemente la magia y la diversión ya no está. Les creo, comprendo, pero me cuesta trabajo aceptarlo.

Es difícil hacer este tipo de rankings, y verbalizarlo, pero probable y objetivamente, SC es el grupo más importante en la banda sonora de mi vida. Lejos es la que por más tiempo he seguido. O ido a la par. Del Frogstomp (1995) hasta ahora. 5 discos, más rarezas y dvd´s y proyectos paralelos de Daniel Johns (I can´t believe it´s not rock, The Dissociatives). No existe ningún grupo cuya vida haya avanzado tan paralelamente a la mía. Es como si fueran el hermano mayor que nunca tuve. Mostrando el camino. Apañando.

Uno veía los making of de cada disco- que salían con harta distancia- y podía ir cachando como pasaba el tiempo. No los veía crecer sólo a ellos sino que a uno mismo igual, al mismo tiempo. Como un espejo.

Pasando por buenas perfectas y malas apocalípticas. De los dramas adolescentes a los dramas reales. De la depresión suicida al amor cósmico infinito. De la confusión absoluta a la epifanía. Idas y vueltas. Del colegio, a la U, a la vida. De Korn a los Beach Boys. No se sí haya otro grupo que haya crecido así, de los 15 a los 30, evolucionando como personas, amigos, y músicos al mismo tiempo que uno iba creciendo a convertirse en lo que sea en que se fuera (o vaya) uno transformando. Ahora nos dejaron tirados. A la deriva.

Acá lo más cerca que los tuvimos

Puede ser, que le esté poniendo color. Es probable. Pero para mi es drama brígido. ¿Pongámonos emotional?

¿Cuáles han sido las noticias de la música que más penita te han dado? u.u.

Mala onda: Silverchair dice buenas noches

Sobre el autor:

Luc Gajardo (@luco)

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