Manuel García y la fábrica de conciertos para niños

por · Abril de 2011

Junto a su repertorio repasó a Ubiergo, Gepe, Café Tacvba y The Beatles

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Domingo a mediodía. El hall dos del GAM a pleno de su capacidad. Gritos de fans expectantes y todo se suspende cuando se apagan las luces y sale al escenario un hombre alto de bigotes y pelo crespo. Toma una guitarra y se pone cantar, mientras atrás suyo hay un árbol. Las niñas de primera fila intentan subir al escenario. Pero nadie grita ni llama a seguridad, porque cuando digo niñas es literalmente. Ninguna debe superar los 6 años.

Manuel García, el mismo que el viernes cantó para la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y que el sábado ofreció un concierto en Quilpué, desarrolló un espectáculo pensado y promocionado para niños, en horario familiar y en cómodas butacas, que por el éxito debió agregar una segunda función a las 2 de la tarde. “Nació espontáneamente la idea de hacer un concierto para niños pero no pensamos que íbamos a llegar a esto”, asegura, con la voz cansada de un fin de semana agitado y dos funciones seguidas.

Lo cierto es que la mayoría de los niños llegó con sus mejores pintas dominicales a la cita con aquel hombre a quien le gritan con sus voces agudas “Manuel”. Lejos estaba la rebeldía de otras ocasiones recientes donde pudieron disfrutar música especial para ellos, como Kidzapalooza, pero García resalta la importancia de la apertura de oportunidades para que los más pequeños disfruten de la música en vivo. “Necesitamos mucho de los niños y también los muchachos tienen derecho de participar de lo que esta pasando. Muchos escuchan música de sus padres y les gusta una banda, no sólo la de Barney o de Pin Pón: a algunos hasta les gusta el heavy metal. Pero las oportunidades en estos espacios rock son muy remotos por los horarios, por el volumen de sonido, y todo que implica este contexto”.

En ese sentido, las canciones del repertorio clásico de García también se adaptaron al instante, ya sea rescatandolas con historias como “Insecto de Oro” hasta endulzando con un piano la desnuda “Témpera”. En “La Danza de las Libélulas” dichos insectos se tomaron románticamente el espacio en manos de actores, que también colaboraron en personificar “Bufón” y “Pañuelí”. “Necesitamos teatralizar las canciones para que los niños tuvieran más claro de qué se trataba”, explica el cantautor, asegurando que no ha tenido “un plan de decir vamos a cambiar la cara del rock&roll y hacer este tipo de espectáculos. Se ha dado solamente con el cariño del público”.

Setlist:
Insecto de oro
La pena vuela
Témpera
Alfil
Bufón
Barcos de cristal
Pañuelí
Los colores
Luchín (Víctor Jara)
Cangrejo azul
Pienso en tí (Fernando Ubiergo)
Tú ventana
La danza de las libelulas
Amistad
La locomotora (Café Tacvba)
Por la ventana (Gepe)
La gran capital
Brevemente gente
Reloj
Yellow submarine (The Beatles)

Cariño que se manifestó respetuosamente pero que también extrañó canciones más adultas de su repertorio, como “El Viejo Comunista” o “Hablar de Ti”. En cambio, hubieron sorpresas como las versiones de “Pienso en Ti” de Fernando Ubiergo, “La Locomotora” de Café Tacuba y “Por La Ventana” de Gepe. De paso una cita a “Carne de Gallina” de Chinoy, la reproducción explicita (con introducción íntegra incluida) de aquella presentación televisiva de Víctor Jara con una sentida interpretación de “Luchín” y “Brevemente Gente”, a estas alturas habitual en su repertorio, para finalizar con “Yellow Submarine” en compañía de pequeños Beatles sobre el escenario.

Estaba la preocupación porque los niños disfrutaran, más allá de si es o no el propio repertorio. Yo sé que ‘Por La Ventana’ de Gepe fue un hit de todas las edades, lo mismo pasa con Café Tacuba, una banda latinoamericana que le hace bien a los niños, con rock conectado con nuestras raíces. En el caso de Florcita Motuda, ni qué decir. Y esta canción de Fernando Ubiergo que me la pidió especialmente una niñita pequeña, que escuchó que yo la cantaba y ella deseaba que el tema estuviera en los conciertos”, revela García, quien además recibió dibujos hechos por niños antes y después del show donde se retrataban sus canciones. “Fíjate cómo se abre el plano de la voluntad de hacer algo, y espontáneamente se va llenando de sentido. Entonces el crédito del concierto, más que si es una buena idea o no, esta en el amor puesto, en la emoción de abrir un espacio a los niños”, concluye.

¿Qué sigue en adelante en su carrera? Si bien confiesa las ganas de realizar más espectáculos de este tipo y llevarlo a regiones, el tiempo y la cantidad de compromisos asumidos como músico limitan la posibilidad de repetirlo.

Eso afecta también a un proyecto que estuvo a punto de dar a luz en la pasada Cumbre del Folk en Talcahuano: la colaboración con Eduardo Gatti y Álvaro Henríquez. “Fue muy emocionante poder ensayar con ellos, son dos de mis referentes, los admiro muchísimo y habíamos preparado un material muy hermoso. Espero que sea un concierto que en algún momento podamos concretar, quedamos en muy buena vibración”, comenta, agregando en opinión personal que “las colaboraciones son interesantes en la medida que tampoco aburramos a la gente y que tampoco se formen camaraderías de grupos de amigos que se vuelven círculos cerrados de artistas. Creo que lo importante es abrir la música”. Para niños, para adultos, para él mismo.

Manuel García y la fábrica de conciertos para niños

Sobre el autor:

Cecilia Fuentes Icarte

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