Raro: una historia gay de Chile

por · Febrero de 2012

Raro: una historia gay de Chile

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Hace un tiempo estaba viviendo tal vez la etapa más vertiginosa de las relaciones humanas: la conquista. Pese a que vivíamos en ciudades diferentes y que alguna vez había pasado algo entre nosotros sin mucha importancia, era una especie de revancha/segundo tiempo que nos dábamos, donde todo era coqueteos o cosas como recomendarse videos en YouTube y hablar hasta muy tarde por gTalk, para terminar llenándonos de juicios y sobre todo prejuicios.

Pero iba todo bien.

Incluso, alguna vez ella me dijo que me daría una oportunidad para que lo intentáramos, algo así como tomar un bus y llegar a donde esté el otro.

Insisto: todo iba bien. Hasta que vino una pregunta que preferí ignorar, porque sabía la importancia que tenía para ella.
Hablábamos de Pedro Engel o de alguien que encontrábamos chanta. Hasta que me preguntó: “¿y tú Marcelo, en qué crees”? Cambié de tema a la velocidad de quien cambia un canal porno mientras alguien se acerca. Pero no tenía salida, no podía mentir. Me dijo: “te hice una pregunta”.

Sí, si sé, fue lo que dije, sabiendo que algo se quebraba para siempre.

Antes de cerrar su ventana de conversación, me dijo que era imposible que tuviéramos algo porque, para ella, creer en dios era algo importante y no podía estar con alguien que no creyera en él. O sea, me rechazaron por mis creencias. La fe utilizada para dividir las aguas.

Eso de ponerse en un pedestal moral para juzgar quién entra en la vida del otro -en una escala distinta- claro, fue la sensación que tuve cuando terminé de leer Raro (2011), el último libro de Óscar Contardo, que habla de la homosexualidad y llega hasta los orígenes para explicar la connotación social que genera.

Acá se dice que los homosexuales nunca fueron condenados ni tomados demasiado en cuenta hasta que en la Edad media, a partir del siglo XIII, se formaron los principales argumentos para condenar y considerar un pecado ser homosexual; y con movimientos como Las cruzadas se persiguió legalmente a quines tenían sexo con personas del mismo género, es decir, juzgados debido a una interpretación religiosa.

Raro que está lleno de buenos argumentos y frases ingeniosas, habla de escritores, de críticos literarios, de políticos, de músicos, de actores, de todo tipo de gente, esa misma que a lo largo de la historia siempre ha sido minoría, pero que sólo a partir de cierto punto comenzó a ser discriminada.

Lo raro, lo extraño, es que algo como las religiones (en este caso la católica), que en su discurso están hechas para unir a la gente, donde sus fieles encuentran razones para ser mejores personas, terminen utilizando esos mismos argumentos para excluir, para rechazar.

Porque la religión es como un manto gris que está presente a lo largo de todo el libro.

Y mas allá de las constantes notas a pie de página que en lo personal me sacan un poco de onda, valoro el punto de vista con que se aborda el tema gay, una especie de contraataque basado sólo en buenos argumentos, explicando el cómo y el por qué de todo esto.

También aparecen personas que han sido valientes, que demuestran que es mejor se rechazado por lo que son, que ser aceptados por algo que no son, parafraseando a Cobain.

Cuando uno cierra el libro parece quedar claro que todas las ideas terminan teniendo consecuencias, por infundadas o absurdas que sean, sobre todo cuando las posee una mayoría ciega de tanto mirar al cielo. Pero lo que no me queda tan claro es quién a la larga termina perdiendo: el que rechaza o el que es rechazado. Eso es lo extraño. Eso es lo más raro.

Raro: una historia gay de Chile

Sobre el autor:

Marcelo Poblete

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