Rock Carnaza al cierre

por · Noviembre de 2010

Revisamos lo mejor de la jornada desde Valparaíso

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En un rincón de Valparaíso las guitarras son carnadas vibrantes que atraen a los curiosos con canciones desenchufadas. Son solistas con los cables para adentro, cantando que también son gente perdida o triste y que miran todo con desconfianza. Así vivimos el cierre de Rock Carnaza, en nuestro registro desde El puerto.


Quedan pocos minutos de luz natural y la explanada gris de la Plaza Sotomayor está completa de gente. Es algo así como una Plaza de la ciudadanía. Hecha laberinto. Con vallas papales y un monumento a guerras del pasado y sus héroes. Es el cierre de Rock Carnaza en la cuna del rock chileno. Y hacia el cerro Cordillera está ubicado su escenario, con tres tarimas elevadas, donde a lo largo de la noche rotarán tres artistas intercalando canciones, mientras el colega del lado espera su turno sentado en escena.

Es un formato exigente. Se comparten aplausos y se resuelven expectativas casi en simultáneo, por lo que de alguna manera hay cierta competencia, pero aún más importante: se desnudan canciones. Casi transversalmente a pura voz y guitarra de palo. Por mucha tradición eléctrica que tenga esta ciudad: el Valparaíso de Williams Rebolledo de William Reb y los Rock Kings y también de Los Mac’s.

La noche empieza con “Fin“. La balada pop sin el armazón original que Diego Peralta imprime sobre el final de su último disco Nadar (09). Tiene otra intimidad en este formato (Clarín escribió sobre “Tú” que si el dúo Air fueran chilenos, Peralta sería uno), jugando con la guitarra y a la par de la siempre sangrante armónica. En vivo, estuvo cargado a ese álbum del año pasado, del que también repasó “Dibujar” y ““.

De todos los saqueos de la universidad a la calle, hay una especie en extinción, reproduciéndose- en apariciencia- generosamente en esta generación actual. Quizás como el prototipo que no pudieron importar las privadas, pero mientras exista una peña o una protesta seguirán vivos los trovadores sub 25 como Ángelo Escobar.

Quizás porque destilan crítica y ese despertar que significa la comprensión racional del entorno (medios, religión, educación, corporación), quizás estando mucho en la calle, chocando contra los hechos y hasta formando parte de ellos. Quizás por el freno abrupto de todo un movimiento en los 70s. Como una posta del Canto nuevo. O bien porque el autor del disco Un montón de espejismos, también conocido como el pintor de las guitarras de Chinoy y su hermano Kaskivano, prepara un nuevo panfleto discográfico titulado Temas y dialemas, con estos verdaderos remezones que son sus canciones: “Sangra la nación“, “Pase Usted” y sobre todo “Papel volantín“.

Mario Rojas está sacado del clip de “Traje desastre” de Los Tr3s. Se pasea somero por la cueca y ese bolero bohemio de burdel, y de pronto estamos viendo en blanco y negro, en una 35mm, y aparecen las primeras palmas desde el público. Casi absorto y a pesar de su extensa discografía personal recuerda al propio Nano Núñez en el cóver de “La carta que me escribiste“. Además de sus temas: “Para tí, luces del puerto” (que estuvo en el Festival de Viña el 92) y “Me separé“.

Prácticamente es de noche cuando comienzan a proyectarse a los costados del escenario (para los locales, sobre la fachada del CNCA y al otro lado de la plaza) algunas muestras de las “Pinturas del Valparaíso nunca fundado” de Gonzalo Ilabaca. En escena hay recambio. Ahora canta la penquista Rocío Peña, que también desarma las versiones de sus discos para repasar acompañada de un cuatro y su guitarra: “Mi sol“, “Si no vuelve a amanecer” y “No ves“. Lo de una de las creadores detrás de Twitsessions son postales sentidas en este formato de canción acústica personal, con un vozarrón blusero.

A un costado arranca mezclando “Llamada” y “Me cuido“, ambos temas de su debut Panc! (producido por Ramuntcho Matta), María Perlita. Lo suyo son canciones a fuego lento, donde la voz femenina del Bastante real de CHC se pasea por colores y texturas que también imprime en la edición física de sus discos. A propósito, María Perlita mostró también el tema que da nombre a su nuevo Ep, Dingo dongo, que lanza este año y es el primer resultado de su residencia en Burdeos. Por ahí mencionó que el nuevo trabajo incluye también algunas de sus ilustraciones en acuarela, lápiz y collages. Y al parecer sigue en la línea roquera, por supuesto, desde lo austero. Así suena “Dingo dongo“:

Hace ruido Andrés Godoy en adaptar su repertorio marcado por cumbres como “Rancherita” y prescindir de algunos chispazos más recientes de La risa o el send (06) como “Relieves de luz” o “Ahí viene el sol“.

Reconocido como el productor de la prehistoria más roquera y ortodoxa de las discografías de Sinergia, Los Peores de Chile y Los Bandoleros, junto con su técnica para una mano en guitarra; lo de este académico del rock chileno en vivo, quizás responde a las viscicitudes más circunstanciales de un concierto con sillas abajo y sobre el escenario. Para recorrer la hipnótica “Tic tac“, la jazzera “Soñar cosas bonitas“- uno de los puntos altos, todavía más elevado en formato de banda- o “Boomerang” al cierre del segundo pelotón de solistas.

Para el epílogo, un pinchazo por El Payo volumen 2. Lo que son las cosas ¿no?, parte de la discografía elemental y fundacional de esta ciudad, publicado en 1971, desde donde Payo Grondona viene versionando “La Nelly y el Nelson“, uno de sus temas estandartes, que alterna en sus presentaciones en vivo junto a “El escritor” o “Primer quintil“. Peajes obligatorios al cierre de Rock Carnaza, donde la imagen del veterano se funde con dos músicos tan urgentes como engranajes de avanzada, en esa idea que podemos representar como el mapa actual de la trova chilena (junto a Manuel García).

Primero, el ex Mecánica Popular y Matorral, Nano Stern, tan virtuoso como versátil sobre el violín, una mandolina o su guitarra. Siempre de pie y melena al viento. Con discos como bitácoras de viajes, muchos invitados y postales del otro lado del Atlántico.

No está de más repetir: Siempre en la línea de la trova y la raíz Latinoamericana. Hasta chocar (también arriba del escenario) con un portón de frente, que es su disco del año pasado Los espejos. El punto desde donde revisa las fronteras de la introspección más profunda y retrospectiva. Canciones como terapia. Cuerdas vibrando Fluoxetina. “Tejequeteteje” y la conocida “Necesito una canción” sangraron memorias, marcaron momentos inspiradísimos, pero el cierre con la canción “Amanecer“, junto a Chinoy en las segundas voces, definitivamente acerca a esa honestidad patente de una rama de los nuevos cantores que hacen del desarraigo, el desapaego, la decepción y hasta el odio a uno mismo una bandera y una búsqueda. Lo mismo corre para Chinoy. Al otro lado. El secreto a voces de esta región mejor guardado hasta 2007, uno de los hitos de nuestro PANIKO rock fest de ese mismo año, fenómeno mediático al año siguiente y número fijo en la capital durante casi todo 2009. Parafraseando al co-editor de este sitio, creo que nadie retrata a la gente triste como Chinoy lo hace.

* Fotos de María Fernanda Gil.
* Videos: PANIKO.cl.

Rock Carnaza al cierre

Sobre el autor:

Alejandro Jofré (@rebobinars) es periodista y editor de paniko.cl.

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