Sergio no vino por el fútbol

por · Julio de 2011

Crónica copera desde Mendoza

Publicidad

Son varios los tipos de chilenos que llegaron hasta Mendoza. Más allá de las diferencias obvias —unos de Punta Arenas, otros de Antofagasta; algunos altos, varios jóvenes; muchos gordos, alguno tímido— los objetivos no son para todos los mismos. No vinieron hasta acá a ver a Chile: es la excusa de muchos pero no el propósito de todos.

// Por Cristóbal Bley, desde Mendoza.

En el terminal de buses de Santiago, lo primero que vi fue a dos jóvenes —del tipo veintidós años, medio flacos, zapatillas blancas— moviendo una caja cerrada llena de botellas de pisco. Cada uno llevaba, por supuesto, su gorro o su camiseta de la selección. Los dos eran la mitad de un grupo que venía de Punta Arenas hasta Mendoza, listos para carretear. Ah, y para ver a la selección también.

Después, en la ciudad, hay muchos que van por ahí dándose vueltas, conociéndose, organizándose, preguntando dónde está el bife chorizo que tanto dicen, en qué local hay minas, etc. Aunque el lunes, día de partido, el centro volvió a ser argentino otra vez y Mendoza se ve como debe ser casi siempre: mucho escolar en grupo, gente caminando piola mano en los bolsillos, micros ordenadas y silencio de siesta. Todos los chilenos se fueron a San Juan, a menos de dos horas en auto desde acá. Todos, pero no Sergio.

Mientras se termina de instalar, Sergio cuenta que tiene 50 años, que vive en Estación Central y que está en Mendoza trabajando, vendiendo llaveros que son al mismo tiempo destapadores de cerveza. Tienen distintas formas: los hay de bicicletas, tiburones, guitarras y minas en pelota. No va a ir a San Juan ni tampoco al resto de los partidos de la selección. A pesar de estar con la camiseta de Salas versión 98, y tener en su paño también llaveros con forma de pelota, Sergio no vino por el fútbol.

—Salí de Santiago con 30 lucas —dice, con una risa más nerviosa que graciosa. Se vino con la idea de hacer negocio y ganar plata, pero no está resultando mucho—. Dormir acá me sale $70 argentinos diarios (unos CLP$8400) y después, para comer, necesito otros $30 más, mínimo. Esta mañana gané $20 nomás. No sé si aguante mucho rato más.

Sergio tiene las manos grandes y ásperas, y una voz simpática. No es primera vez que viene: en los ochentas vivió algo más de un año en esta ciudad, y se pasa buena parte de su vida yendo de aquí para allá, ganándose la plata.

En la tele, mientras, se ve que los chilenos acá están bacán, gastándose lucas y pasándola bien. Se los ve comiendo, perreando y armando alboroto. Eso no deja de ser cierto, pero no es lo único que pasa. Hay unos que se vinieron tratando de salvar el invierno y hacer el negocio, pero los argentinos los ven como competencia y los mismos chilenos los pasan por alto entre tanto frío, gasto y euforia.

Sergio no vino por el fútbol

Sobre el autor:

Cristóbal Bley es periodista y editor de paniko.cl.

Comentarios