Shame: siempre estamos solos

por · Mayo de 2012

Del director Steve McQueen, el costo de Nueva York y de ser el “rey de la colina” es estar siempre solo. Con Michael Fassbender y Carey Mulligan.

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Es complicado entender cómo nace la adicción al sexo que tiene Brandon Sullivan (Michael Fassbender), podría ser por su infancia complicada en Irlanda, por un modelo salvaje que se basa en la satisfacción del placer o simplemente por la soledad. Y eso es, pura soledad.

Shame” es puro vacío en medio de una Nueva York repleta de tipos que lo tienen todo, pero a la vez nada. Da lo mismo el éxito que puedan tener, lo conectados que puedan estar: siempre están solos.

Brandon es un exitoso ejecutivo irlandés que llegó en su juventud a Nueva York y es adicto al sexo. Detrás del tipo ejemplar que se mueve en los clubs de moda y tiene un lujoso piso en Manhattan, existe uno que se masturba frente al computador cada vez que puede, paga por prostitutas, busca mujeres en el subway para encamarse, de vez en cuando va por chicos en los peores barrios de la ciudad y no tiene ningún tipo de control sobre su sexualidad. Un hombre atormentado que duerme poco, no puede mantener relaciones sentimentales y tiene que salir a trotar a las 3 de la mañana para calmar sus pulsiones sexuales.

Un día, de manera sorpresiva, su hermana Sissy (una Carey Mulligan en un papel tan frágil como potente) llega al departamento de Brandon, y ahí el perfecto desastre que es su vida se va al carajo. Sissy es muy distinta a él: es extrovertida, cantante y tiene relaciones sentimentales estables. Sólo los une una infancia traumática y una familia ausente. Al sentirse acorralado por su hermana, la vergüenza y culpa de un adicto, Brandon se sumergirá en lo peor de la ciudad y aumentará sus conductas autodestructivas.

El director Steve McQueen, con una cámara elegante y a ratos excesivamente pretenciosa, nos va mostrando cómo para Brandon el sexo no es una liberación, si no una cárcel llena de fantasmas, una obsesión que engloba todos los ámbitos de lo que le queda de vida: no conoce otra manera de relacionarse con la gente que no sea a través del sexo. Ni con su hermana, que parece pedir a gritos protección, es capaz de conectar.

Fassbender interpreta a un Brandon en constante contradicción, que se siente culpable y avergonzado por su vida sexual, pero que igual corre a los baños de su oficina para masturbarse. No hay escapatoria a su adicción.

Shame” es incómoda y perturbadora a ratos, pero no justifica ni el revuelo ni la censura por parte de una cadena de cine. Finalmente, y ante lo polémico de los desnudos frontales de Fassbender, es una película sobre el cuerpo como prisión y cómo este se desenvuelve en medio de una falsa libertad. ¿Cómo no mostrar el cuerpo de un tipo como Brandon que su única manera de conectar es en medio de la desnudez? ¿Cómo no filmar sus caminatas por su departamento desnudo si esa es la única manera que tiene de sentirse normal?

New York, New York” canta Sissy en la escena más hermosa y, a la vez, triste de la película, con la voz quebrada y repite todos esos lugares comunes que son parte de la canción. No se podía decir más con algo tan simple en esa escena.

Ese es el costo de Nueva York y de ser el “rey de la colina”: estar siempre solos.

Shame: siempre estamos solos

Sobre el autor:

Javier Correa (@__javiercorrea) es periodista y coescribió «Nunca cumplimos 30. Una historia oral del Canal 2 Rock & Pop» (2018, @librosdementira).

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