SummerStage desde el Central Park
El único lugar en Nueva York donde me saco los audífonos para escuchar al mundo es en Central Park y eso es seguido o trato que así sea. Llevo un mes acá y no he escuchado el famoso ruido de los bocinazos, los murmullos y las turbinas que todos dicen escuchar cuando viven en la ciudad del cliché.
// Crónica y fotos: Sebastián Rodriguez W., desde Nueva York.
Es en Central Park donde ves a las modelos, músicos, deportistas, actores, locos y cuanto mutante abunda en la ciudad, incluyéndome, copular en un ambiente libre de estrés, y es en ese mismo parque donde justo el día que cumplo un mes en la gran manzana comienza el SummerStage con Foster The People, The Kooks y la “vocecita de Winnie the Pooh” Kimbra, lo que se transformará en mi primer concierto en la ciudad de las Tortugas Ninja.
Solo conseguí entrada para el miércoles pasado, gracias a mi nuevo amigo Twitter y una gringa de nombre Harper, como Charlie y Alan, loco ¿no? Con entrada en mano rogué a weather punto com que el clima no me saboteara mi cumple mes y así fue, aunque el ticket decía Rain or Shine. Me bajo en la 68 y camino hasta la 5a avenida buscando un ATM (cajero automático) que no encontré, cosa que es difícil ¡porque hay en todos lados! Sin ni uno y con la humedad atormentándome me metí al Summer Stage en Rumsey Playfield para darme cuenta que con razón estaban todas las entradas agotadas: cabían a todo reventar mil personas y lo mejor: ¡vendían cervezas! Ahí me instalé para ver a Kimbra, quien saludando con una vocecita baja y rasposa comienza su show. La niñita neozelandesa saca del bolsillo un vozarrón que prende hasta a los que compraban pizzas y completos: todos corren para encontrar un lugar.
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Y es que pareciera que la marca Kimbra se viene con todo en gringolandia, primero cantando con Gotye y después con Mark Foster, pero ya llegaremos a eso. Siguiendo con el concierto y siendo sincero, no conocía mucho de su música. También noté que la moda de vestirse raro, que popularizó Madonna y ahora Lady GaGa, es la tónica. Estuvo unos 30 minutos sobre el escenario y se fue entre aplausos, pocos, pero efusivos.
Rodeado de zooeysdeschanels y tinasfeys espero a The Kooks. Es momento de tomar otra cerveza, hago la fila y vuelvo al mismo lugar a metros del escenario. Porque el americano no te roba el puesto, no te empuja, no te huevea, quizás por su miedo paranoico o por respeto, espero que sea respeto, “respect”. Fome el gringo.
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Entonces ¡The Kooks! Sofa Song, empezamos bien, ya me estoy moviendo sin derramar mi cerveza. Todos coreamos Ooh La y escucho a unas gringas preguntar: “¿ya tocó Kimbra?” están más perdidas que yo en mi primer día en la gran manzana. See The World y el último sorbo. Luke Pritchard se luce cantando y el roadie corre para cambiarle la guitarra. Y es que con The Kooks tienes que correr, actuar antes de pensar. How’d You Like That y Naïve me hicieron la tarde, pero debo correr, la cerveza ya bajó y necesita ser expulsada.
Vuelvo a acercarme y entre excuse me y excuse me me encuentro a un par de metros del escenario listo para ver el último concierto de Foster The People en la ciudad que nunca duerme. A esta altura y cuando comienza a caer el sol en Rumsey Playfield y los pájaros se van a dormir estoy listo para ver por segunda vez a la banda de los hermanos Foster. Los vi en Santiago y quería repetirme el plato, entre otras cosas porque quedé muy lejos en Lollapalooza. Miss You y Life On the Nickel para calentar motores y la gran Helena Beat. Ya, se prendió esta cosa. Mark tiene al público en la mano y a las teenagers vueltas locas gritando con sus movimientos de caderas alrededor del escenario.
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Se viene el Torches (2011) completo, lo mínimo para ser la última gira del disco por los Estados Unidos. Waste, I Would Do Anything for You, Love y la ya clásica Call It What You Want hipnotizan a todos. Don’t Stop, Houdini y Warrior, la nueva canción de Mark Foster, A-Trak y Kimbra quien sube al escenario vestida más rara que antes. Ya con unas chelas de más, la gente canta, grita y se vuelve loca. Faltan los ruidos de motores y las bocinas. Estoy sin audífonos en Central Park y me gusta.
Vamos terminando y se nos viene la que todo el mundo espera. El hit del verano de 2011 en EE.UU: Pumped Up Kicks, pero una versión especial de unos 7 minutos con baile incluido, coreada y eléctrica. Mark Foster que se baja del escenario y se inmiscuye entre la gente, se sube a la reja y desmaya a más de una chicoquita, como diría un amigo.
Para terminar lo típico, se abrazan, saludan y se van. Se apagan las luces y empieza a sonar AC/DC, los curados patean los vasos y se empujan para salir mientras cantan You Shook Me All Night Long. Me baja el momento de reflexión e introspección mientras paso por la tienda de poleras y discos, pienso que “podría escuchar Foster toda la noche con unas cervezas para empezar y unas piscolas para terminar. Sólo un disco y ya provocan esto ¿harán algo mejor? Paré y compré un vinilo de Torches, más que mal estoy en la ciudad del consumismo y el cliché.