Mendoza es de Chile

por · Julio de 2011

Crónicas coperas, desde Argentina.

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Liztaylor. Estamos instalados en este lado del frío y ‘el centro de la ciudad parece tomado de chilenos vociferantes y alumbrados‘, dice nuestro enviado especial. Acá los reportes coperos de paniko.cl.

// Por Cristóbal Bley, desde Mendoza.

Mendoza es de Chile

Los roles invertidos: en Mendoza, si se escucha a alguien hablar fuerte, es un chileno; y si hay que acercar la oreja porque no se escucha de lo despacio, es un argentino. El centro de la ciudad parece tomado de chilenos vociferantes y alumbrados, mientras los mendocinos miran con cara de entregados, la clásica cara resignada del local que se ve superado por el forastero. Aparte esto no es turismo: no son veraneantes tratando de eludir a sus compatriotas, sino justamente gente que salió de Chile para volver a entrar, los chilenos que son más chilenos cuando no están en Chile.

La Copa América 2011 resultó, en la unión de sus circunstancias, como la excusa perfecta para venir y plantar ese sentimiento que se viene cociendo lento desde hace años: que los chilenos somos más que los argentinos —o que no somos menos. Más no refiriéndose a cantidad, eso es claro, sino más bien a ese significado medio difuso que usamos tanto para alabarnos como para despreciar al otro. Toda la vida el argentino se sintió más que el chileno —con sus razones— pero últimamente se han intentado revertir los roles, y eso es lo que se siente en Mendoza. Si bien es una ciudad acostumbrada a recibir jaurías de chilenos todo el año, ahora hay una especie de chilenidad potenciada, vestida con gorros y camisetas, que va por la calle gastándose la plata y gritando ceacheí.

Además están los jugadores. Chile por fin tiene una generación que mezcla la personalidad con el talento, la unión de grupo con la individualidad. A diferencia de los decepcionantes Brasil y Argentina (llenos de figuras los dos; ambos empatando partidos que se creían goleadas a su favor), Chile hasta ahora funcionado más como equipo que como suma de cracks. Independiente de Borghi o Bielsa, la selección sabe lo que quiere y hacia donde apuntar, y al parecer entienden que si no es ahora no es nunca.

No es casualidad que la palabra que más haya escuchado en Mendoza sea “perro”. Y en todas sus variables: perro, perrito, perrín. Está lleno de chilenos. Hay hombres, principalmente. También universitarios que no están en toma ni en paro (o que aprovecharon cualquiera de las dos instancias), viejos sin sus viejas, parejas jóvenes llenas de amor y pestañeos, familias pocas, pero sobre todo hombres, muchos de ellos borrachos. Todos viajan a San Juan a ver el debut de Chile, pero no muchos tienen entradas. El mendocino puede odiar con la mirada a la Marea Roja, pero es ahí cuando aprovecha y en la reventa hacen negocio vendiendo entradas a casi cinco veces su valor.

Hoy, el partido contra México no sólo es ganable para Chile, sino también es la oportunidad para ponerse en un lugar que ha quedado vacante en esta Copa después de tanto partido aburrido y sin goles: el lugar del equipo que juega como equipo.

Mendoza es de Chile

Sobre el autor:

Cristóbal Bley es periodista y editor de paniko.cl.

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