Sobreviviendo en Harry Potter 7

por · Julio de 2011

Crónica de la premiere de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte II entre fanáticos.

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Eran las once y algo de la noche cuando una lata pasó a centímetros de mi cabeza, acompañada de gritos de enojo desgarradores. Cada fan, vestido con capas y corbatas, dependiendo de sus casas (Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw, Slytherin), sacó su cámara digital para registrar el caos que estaba quedando en la sala del Movieland de La Florida, donde nos juntaron a todos- periodistas rezagados, uno que otro apitutado y fanáticos recalcitrantes- para ver la premiere de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte II.

A ver, estamos hablando de una batalla campal: Había furia, gritos, llanto. Era una guerra. Y con tanta gente la cosa se estaba poniendo fea.

¿Qué está pasando? ¿De qué estamos hablando? Mejor rebobinemos unos minutos.

Eran las 19:30 cuando ya había una fila kilométrica para entrar a la película. No exagero. Entre medio, si te manejas en la saga, había un Dumbledore, otro que se embetunó entero en alguna cosa blanca pretendiendo ser Voldemort (y que se sacó fotos con niños chicos posando como si los fuera a matar); y varios alumnos de Hogwarts, entre ellos una Luna Lovegood, a la que no felicitamos mucho porque, en verdad, parecía sacada de Sailor Moon.

Si no cachai nada de todo esto, entonces, bueno, eh: había una montonada de fanáticos disfrazados de sus personajes favoritos.

La película era a las ocho, así que hubo que hacer hora, por lo que muchos se debatieron en duelos mágicos, tirándose todo tipo de encantamientos que ni la propia J.K. Rowling inventó, aunque se habría sentido bien orgullosa de ver cómo estos cabros se lanzaban al suelo derrotados, sacándose cresta y media de los terribles guatazos que se pegaban cuando perdían.

La cosa consistía en que si su oponente les gritaba un hechizo más poderoso, ellos lo admitían y al piso, con alarido incluído.

Había que matar el tiempo y la mayoría se entretenía pintando el mono o viendo como el resto lo hacía, como buenos fans que son y como fieles seres humanos que hacen la fila como debe ser. Así que cuando la animadora Raquelita Calderón llegó y se saltó el recorrido entrando glamorosamente, la abuchearon como barra brava y hasta le gritaron “¡Sangre sucia!”, un insulto muy mal visto dentro del mundo Harry Potter.

Llegado el momento de entrar, ¡por fin!, redoble de tambores, los “seguritos” rogaban que nadie corriera y en la sala unas lolas de lo más amorosas entregaban cabritas, bebidas y chocolates. Qué lindo es cuando pasa eso, sobre todo cuando ya te habías metido como dos botellas de bebida de máquina a la mala en el bolso. Pero esos son detalles.

Pasaron los tráilers de Linterna Verde, Happy Feet 2, Sherlock Holmes 2 y ¡paf! Fue bizarro.

Fue más bizarro que la shit. Y no solo eso, también fue ultra dinámico. Por ejemplo, apenas habló el primer personaje de Harry Potter 7 nos dimos cuenta que era doblada al español y no subtitulada como DEBEN ser. Hubo un suspiro de decepción que envolvió el lugar. O en los momentos de suspenso se podían escuchar en todos lados los “¡ihhh!”, como también hubo aplausos, gritos, carcajadas y toda la histeria del repertorio fans.

Por supuesto que también hubo llantos. Estamos hablando de ese sollozo sorbeteado que esperas que no esté muy cerca de tu hombro, pero con el que empatizas plenamente. Loco, es el fin de una era para muchos, aunque tantos otros no lo entiendan. Y en ese momento, donde todo se convierte en un suceso histórico, en esa escena que hemos estado esperando porque es justo donde todas las claves encajan y donde dejaste de respirar porque no sabes si una inhalación muy fuerte te puede desconcentrar…

Se corta la película. Así pá.

A negro.

Y empezó el caos. Gritos, latas voladoras, los registros para YouTube.

“¡¿CÓMO NOS HACEN ESTO?!” – se podía escuchar. La mitad del teatro se había parado o corría por las escaleras buscando explicaciones.

Fueron 20 minutos donde estuvimos expectantes, esperando saber si podríamos ver el final o si nos íbamos para la casa con un nudo en la garganta. Algo pasó con el proyector que se paró y dejó de funcionar. Parece que se bloqueó. Por más que hubo explicaciones, eran demasiado complejas como para retenerlas, o quizás entenderlas, así que simplemente había que esperar a que se reiniciara, le metieran unas claves y a cruzar los dedos.

¡Y funcionó!

¿Dije que hubo llanto? Ah, no, calmao’: Apenas terminó la película, que según mi humilde opinión fue-un-épico-final-para-una-linda-y-eterna-saga, sólo faltaba el olor a lágrimas alrededor. Chorreaban. Literal. Ahí los espectadores se dividieron en dos: primero, estaban esos que discuten excitadamente sus escenas favoritas y, luego, se podía encontrar a los silenciosos. Aquellos que estaban para adentro, procesando todo lo que acababan de ver, asimilando que, ahora sí, todo se había acabado.

Sobreviviendo en Harry Potter 7

Sobre el autor:

Isidora Cousiño (@icousino) es voz de Rock&Pop y alimenta el blog Little Fury Things

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